Matemáticas para Primates

Matemáticas Básica para Primates
 
Hace un par de días fue mi turno de ayudar a mi hijo con su tarea de Matemáticas, la cual entre otros temas se trataba del Mínimo Común Múltiplo y el Máximo Común Divisor (cada uno con su respectivo nombre y además como si fuera poco con dos apellidos!!)
Debo reconocer que tuve que leer del libro las definiciones de eso sujetos porque no los recordaba. 
Definiciones que ahora me resultaron largas y aburridas, y que con seguridad en su momento deben haber sido insoportables para mi persona. 
Si me aburrieron ahora no quiero ni pensar como habrá sido 30 años atrás, época en la que solo estaba pendiente del basketball, de la “pelusa” que me estaba creciendo por bigote, y de las polleras-piernas de mis compañeras (que por suerte no tenían “pelusa” en sus piernas, o al menos no se les notaba)
Leyendo definiciones para luego explicárselas a mi hijo, cuando llegué al título “Número primo” mi innegable inmadurez me llevó a cuestionarme: -“primo de quien?”, tontería que, en parte por vergüenza y en parte para no distraer a mi hijo, no exteriorizé (me tuve que morder la lengua para no dejar salir la pavada que con ansias luchaba por escaparse de mi boca).
Cuando llegué al título “Números primos entre sí” el primate finalmente logró imponerse sobre el Homo Sapiens y lo llevó a pasear divagando sin rumbo por el núcleo familiar de los números.
Por más que yo intentaba concentrarme mi mente ya extraviada se formulaba los siguientes planteamientos: si esos son primos entre sí, eso implica que existen tíos/as, padres y madres, hermanos/as e hijos/as, y siguiendo incluso en línea ascendiente abuelos/as, etc etc
Serán todos primos entre sí? Que familia numerosa deben ser!! O es que existen varias familias?
Cuando le pregunté a mi hijo si sabía a que familia pertenecían estos primos, con toda naturalidad me respondió que eran de la familia de los Naturales. 
La correcta respuesta no hizo más que liberar una serie adicional de disparates que comenzaron a dar vueltas en mi cabeza: -“entonces si son Primos Naturales es porque los padres de ambos no están legalmente casados y cada uno de ellos es un Hijo Natural, y quizás hasta un Hermano Natural. Al mismo tiempo sus padres son también Padres Naturales y para ser Naturales deben mantener la condición de ser Hijos Naturales”
Ya con terrible merengue en la cabeza arribé a la conclusión de que ésta familia de los Naturales era una familia liberal y super-despreocupada.
Traté de seguir despejando las dudas de mi hijo en su tarea, pero las mías continuaban creciendo a cada momento: “Si existe la familia de los Naturales, quizás por contrapartida exista la familia de los Legítimos, o quizás la de los Artificiales!!”
Mientras mi hijo hacía sus cálculos yo hojeé el libro de Matemáticas para ver si existía referencia a alguna de estas anteriores familias. Lamentablemente no las ubiqué en el libro, pero allí encontré otra familia que pasó a ocupar mi pensamiento: la familia de los Reales
“Los números Reales son los más acomodados, pensé yo. “Son la crema de la sociedad, son los Números con Mayúscula, y como toda monarquía su familia abarca varias familias: la familia de los Enteros, la familia de los Racionales y por último la familia de los Irracionales” (con los cuales probablemente yo tenga algún parentezco).
Sin embargo el libro solo hacía mención a estas familias pero no aclaraba demasiado sobre las relaciones entre ellos, ni su jerarquía u orden de precedencia al trono, por lo que me quedé con más dudas que certezas. 
Lo único que pude deducir de mi lectura (y que me reconfortó un poco) es que también entre los Reales hay algunos que son Naturales (en todos lados se cuecen habas), y además confirmé que muchos Reales son o fueron Irracionales (ejemplos en la historia sobran!!)
Por un largo rato continué perdido en mis desvaríos con las Matemáticas, y para cuando mi hijo finalizó con su tarea yo ya me encontraba rememorando mis épocas de estudiante en las que debía despejar la incógnita “x” (hecho que requería más intuición que técnica de estudio).
Ya cuando se trataba de ecuaciones con dos incógnitas la situación se me complicaba tanto que para este primate ya justificaba la contratación de una agencia de detectives o de un experto matemático.
La realidad es que mientras cursé la primaria no tuve problemas con las Matemáticas, ya que solo se trataba de memorizar las tablas y saber usar un ábaco (hasta allí mi básico cerebro animal llegaba)
La enseñanza de los Números Romanos no la tomé en serio ya que el único uso aplicable que le veía era en el copyright de los films, y honestamente pocos le prestan atención a la pantalla luego de que terminó la película (y si lo hacen, el escaso segundo durante el cual se visualiza el número no da como para poder decodificarlo)
Ya en la secundaria las cosas se complicaron con la ciencia exacta, y debo reconocer que hasta mis ilusiones se vieron frustradas al descubrir que aquel promitente librito que tenía los senos (y cosenos) no tenía nada de erótico.
Nunca comprendí de que le serviría al dueño de aquella piscina octogonal hallar el área de la misma, si luego para cubrirla por la noche iba a tener que conformarse con comprar una gran lona rectangular que excedía las dimensiones de la misma por todos los costados (no he visto que vendan lonas de pvc a estos efectos con otras formas geométricas)
Al llegar al bachillerato y enfrentarme en el Iava a las Matemáticas A, B y C, decidí escaparme por la tangente y cambiar de orientación, solo por temor a que aparecieran también las restantes que aún no me habían presentado (de la D a la Z).
Al Sistema Binario no le presté ni atención, ya que aquello era como ver al mundo solo en blanco y negro (existiendo una gama tan grande de colores, un desperdicio!)
En los inicios de mi vida adulta llegué a comprobar que no siempre 2 + 2 son 4, y que todo depende de quién realice el cálculo (un contador les puede responder: - Cuánto precisás que dé?)
Ya con algunas canas noté como los números adquieren diferentes significados. Por ejemplo en mi niñez el 3 era tan solo el momento indicado para saltar, y ahora creo que ese número es tan solo un mito (especialmente si es seguido por la expresión “al hilo”)
Aunque me crean loco debo confesar que he comenzado a preocuparme por el color de los números.
Cuando siempre estaban en color negro no me molestaban en lo más mínimo, pero desde que aparecieron en un par de oportunidades los números rojos no he podido dormir muy bien ...
Lo triste del caso es que quizás las Matemáticas sean el único lenguaje Universal, o quizás lo sea la Música (aunque la Música se apoya también en las Matemáticas). De todas maneras es un hecho que para ninguna de las dos tengo talento natural (ni tampoco artificial)
Será por eso que a pesar de conocer la existencia de la Secuencia de Fibonacci, de la Divina Proporción, de lo increíble del número Pi, y de recién haberme desayunado que también existe la Geometría Sagrada, este primate no conocerá nunca los misterios del Universo.
Será cuestión solo de conformarse con realizar formas geométricas básicas y también de reconocer que hasta para hacer las divisiones de 2 cifras debo usar la calculadora.

Walter Vitureira
Primate trigonométrico

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