Homenaje al Inodoro

Homenaje al Inodoro

Sí, quizás les suene ridículo e incluso encuentren desagradable, un homenaje a ese artefacto sanitario infaltable en el equipamiento actual de cualquier hogar de clase media.
Yo les puedo decir que a pesar de “bombardearlo” a diario y de “tirarle con todo”, no es una pieza carente de mi afecto y de mi auténtico reconocimiento.

Antes de relatarles un par de experiencias que me llevaron a convertirme en fan del Inodoro corresponde definir o explicar el siguiente macabro artefacto: “taza turca”
Según un blog que encontré “googleando”, Taza turca se compone de un agujero en el medio y 2 huellas de pies humanos. Artefacto en el cual los que hacen sus necesidades deben tener buena puntería.
Wikipedia es más amplio: Inodoro a la turca, inodoro turco o placa turca: se trata de un inodoro sin taza: un agujero en el piso, con dos sitios adyacentes para apoyar los pies. A veces se lo llama letrina por carecer de asiento, pero, a diferencia de ésta, sí posee cierre hidráulico. Aunque no tiene buena fama, sería el inodoro más adecuado puesto que facilita tomar la postura más natural para defecar
Para el afortunado que no se ha cruzado en la vida con una de ellas, y que no ha logrado aún hacerse la imagen del mencionado elemento de tortura le dejo un vínculo en el cual podrá apreciarla: http://www.olmos.com.uy/commerce/Hecategorias.aspx?2,1,209,0

A modo de anticipo/resumen, o de moraleja o enseñanza a recibir de este e-mail solo les puedo decir: Nunca hay que dar por sentado, el poder cagar sentado”

Y sin más preámbulos, las experiencias vividas que me llevaron a mi amor incondicional por el Inodoro:

Experiencia 1 – Fines del Verano de 1985 ...

Veraneando en Villa Argentina un Domingo debía volver a Montevideo (con muy pocas ganas).
Para evitar tomar el ómnibus lleno en la ruta Interbalnearia, decidí caminar hasta Atlántida y tomar el bus en la terminal, con la opción entonces de hasta elegir asiento!
Llegué al centro de Atlántida con 15 o 20 minutos de más (afortunadamente).
A los pocos minutos empecé a sentir una pequeña molestia que rápidamente se transformó en un leve retorcijón, y luego pasaron a ser múltiples los retorcijones.
Era evidente que no podría contener la “presión intestinal” durante la hora que aproximadamente llevaba el viaje hasta Montevideo.
El malestar aumentaba y se manifestaba exteriormente en pequeñas gotas de sudor en mi frente.
Estudiando la situación me di cuenta de que no contaba ni siquiera con 15 minutos como para volver al baño de mi casa en Villa Argentina.
En aquella época el local más “prolijo” del centro de Atlántida era La Fontaine (pizzería/restaurante) y hacia allí me dirigí apretando cada vez más el paso ...
Llegué a La Fontaine y sin siquiera mirar a los mozos o comensales, me mandé de una hacia el baño.
Creo que entré “onda cowboy” ... pateando la puerta para hacer el ingreso más rápido.
Esquivé los mingitorios y abrí la primer y única puerta, y con horror allí la veo: una Taza Turca
Me tomó solo una fracción de segundo contemplarla, y reconozco que en forma inmediata empecé a odiarla.
Dicen que no hay que dejarse llevar por las primeras impresiones, que no hay que tener en cuenta el exterior y que hay que aprender a “mirar el interior”.
En este caso imposible! Su aspecto externo: llena de manchas de sarro, totalmente empapada en orines varios, y despidiendo un olor insoportable. Su interior: me estremezco solo de imaginarlo!!
Completando el terrorífico cuadro: paredes con azulejos amarillos, muchos de ellos con “dedazos” marrones ..
No pude entender que artista plástico podía haber tomado este cubículo como su atellier y allí expresarse mediante el “finger painting”.
Gracias a las “manos impresas” el lugar recordaba mucho al famoso “Walk of Fame”de Hollywood (que en esa época solo había visto en televisión),pero sin las estrellas doradas de los artistas ni nombres impresos.
En puntas de pie y dejando los pensamientos de lado entré al cubículo y cerré la puerta.
Con alivio descubrí un rollo de papel higiénico colgado en la puerta de madera de un alambre viejo y oxidado.
Tratando de ignorar los fétidos olores y el deprimente entorno, comencé a realizar mi faena .....
Siendo “virgen” en lo que respecta al uso de Tazas Turcas, pagué cara mi inexperiencia.
No voy a realizar comentarios sobre la fatiga muscular de mis cuadriceps, ni de la increíble proeza de tratar de mantener el equilibrio, ni tampoco sobre la frustración de tener que evitar apoyarme o rozar alguna de las decoradas paredes.
Solo les contaré que mis jeans habían quedado apoyados sobre mis tobillos, y estando en una posición difícil e incómoda no pude evitar que parte de mis deposiciones cayera sobre la cintura de los mismos.
Por supuesto que eso solo lo noté luego de finalizar de limpiarme el traste con el rollo que estaba a una distancia casi inalcanzable (llegar hasta el rollo fue otra tarea “onda” Misión Imposible).
Por suerte la cantidad de papel higiénico era suficiente para limpiarme y como había “resto” procedí a remover la mancha marrón que se había metido entre las fibras de mis jeans.
En ese momento supe que no tenía habilidades para tener una tintorería (remover manchas y limpiar prendas no era lo mío).
Antes de salir del baño me até sobre la cintura el buzo escote en “v” ,que había dejado colgado sobre la puerta, ocultando así al resto del balneario canario las manchas de mis jeans.
Recorrí las tres cuadras hasta la terminal como lo hubiera hecho Pepe Le Pew  (dejando tras de mí una estela invisible pero “rastreable”)
Al llegar a la terminal el bus que pensaba tomar ya había partido y había otro más a punto de salir con varias personas a bordo.
Como aún había asientos libres subí y elegí compartir el asiento con una gorda bien voluminosa que ya estaba acomodada junto a la ventana.
Rápidamente el ómnibus se llenó y durante todo el recorrido los pasajeros que olfateaban algo enseguida dirigían sus miradas acusadoras a la gorda, sin sospechar de mí.
En algunos momentos en que de mis jeans emanaban más fuertes olores, las miradas de odio de los pasajeros hacia la gorda recrudecían.
Gracias a una sabia elección de asiento pude sobrellevar el viaje con mis jeans todos cagados, sin recibir una sola mirada sobre mi persona.
Estimada obesa anónima: un millón de gracias y mil disculpas !!
Lección 1 – Al igual que “no es necesario saber, si no tener el teléfono de quien sabe”, “no es necesario estar limpio (no cagado), si no tener a mano a alguien a quien los demás consideren más sospechoso”
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Experiencia 2 – Diciembre 1995
En esa época Claudia y yo trabajábamos en Varig y fuimos invitados por el amigazo Giorgio a la fiesta de fin de año de Siur (su agencia de viajes).
Siur, agencia especializada en el destino Cuba, realizaba su fiesta de despedida del año en una discoteca con música típica del destino: salsa
Don Giorgio Valenti había tenido la cortesía de invitarnos y además darnos invitaciones para 2 personas más, por lo que esa noche llegamos al boliche ubicado en Rondeau y Gral Luna acompañados por Fernando y Paola (una pareja de amigos que la vida luego llevó a afincarse en New Jersey.)
En cuanto entramos vimos que la Disco estaba cerrada esa noche para fiesta exclusiva de Siur, y todas las personas allí eran conocidos nuestros. Nos encontramos y saludamos a compañeros de Varig, colegas de otras aerolíneas y también muchísimos agentes de viaje (a los que no conocía yo, los conocía Claudia o viceversa).
Como ninguno de los cuatro era muy fan de la salsa (ni tampoco sabíamos bailarla), nos sentamos a escuchar la música, a ver como bailaban algunos prodigiosos y a tomar algo.
Siguiendo la ambientación cubana, en lo que respecta a los tragos nos pedimos cuatro “mojitos” para arrancar.
Tan solo 15 minutos después de ingerido el mojito, sentí esa vieja y conocida sensación en el bajo vientre ..
Comenzaron los retorcijones y como se hacían cada vez más frecuentes y fuertes, no tuve más remedio que salir en búsqueda del baño (Claudia, Paola y Fernando me esperaban en nuestra mesa).
No fue una búsqueda muy larga ya que ese lugar tan sagrado estaba ubicado a pocos metros de una barra de tragos, la que prolijamente decorada con palmas mantenía el estilo tropical del local.
Para no romper moldes ni salir de lo clásico, las puertas de los baños de hombres y mujeres estaban muy cercanas unas a otras (tanto hombres como mujeres forzosamente se encontraban en la puerta al salir o entrar)
Mis vergonzosos recuerdos de La Fontaine estaban bien ocultos, muy guardados en algún rincón del disco duro, y el ingreso a este recinto no me hizo evocar en lo más mínimo a aquella hedionda letrina.
Este baño, impecable en lo que respecta a limpieza, brillaba de punta a punta.
Cubierto con azulejos blancos de piso a techo, sin agua ni orines derramados en el suelo, era la excepción a todo lo que uno espera de un baño de un local tan concurrido.
De entre todas las puertas disponibles elegí la del medio y me mandé apurado ...
Oh, sorpresa !! El tan anhelado inodoro no existía!
Desde el lugar que debería ocupar el inodoro, una taza turca me observaba arrogante .....
Con su ciclópea mirada parecía desafiarme: - A que no te atreves? A que si lo intentás te cagás de nuevo los pantalones y hasta las medias?”Nunca fui de achicarme frente a los retos y menos cuando vienen de una pedazo de cerámica ...
Se presentó un nuevo retorcijón y esto me alentó a tomar la decisión, pero antes de lanzarme a la pelea hice una última evaluación de la situación ...
Mediante una rápida observación al cubículo tomé mentalmente las distancias a las paredes (pulcras y relucientes). Con alegría ví que las paredes laterales se encontraban a una distancia muy cercana.
También observé la ubicación del papel higiénico: ok Houston, papel higiénico a mano ...
Con un balance positivo (así lo creía) me lanzé a la aventura:
- pantalones nuevamente caídos a la altura de mis tobillos, pero esta vez “enroscados” hacia adentro
- papel higiénico a una distancia razonable (al alcance de la mano sin esfuerzos)
- piernas flexionadas y preparadas
- brazos estirados y tensos, apoyados sobre las paredes laterales
El silencio sepulcral del baño se vió interrumpido por una explosión similar a la del despegue del trasbordador Challenger. Dicha explosión sacudió mis entrañas, hizo temblar mis piernas, llenó mi frente de pequeñas gotitas de frío sudor, y logró que la pared posterior del cubículo vibrara por el golpe/chorrete recibido
Nuevamente se rompió el silencio del baño, esta vez por una voz que débil se quejó y largó un: Pahh, loco!!Luego sentí pasos apresurados que se alejaban del baño y nuevamente silencio.
La tormenta en mi cuerpo recién comenzaba y los truenos se siguieron unos a otros, en una especie de sinfonía sin fin. Por cuatro o cinco minutos mi cuerpo vibró continuamente y mis piernas y brazos temblaron como sacudidos por una corriente eléctrica.
Y como casi siempre a los truenos los acompaña la lluvia, mi tormenta corporal no fue diferente y a mi me fue imposible contener la catarata diarreica que siguió a continuación ...
En ese momento yo solo trataba de sobrevivir y ya la puntería era lo de menos (realmente no me preocupaban mis pantalones o medias).
Reconozco que en algún momento creí que la pelea la ganaría la taza turca, y que yo caería derrotado, victimizado en el suelo entre mis propias deposiciones.
A mitad de mi batalla, creí escuchar voces femeninas que intentaban acercarse a su correspondiente baño pero que luego entre risas y comentarios se alejaban rápidamente.
Ya teniendo la pelea bastante más a mi favor, pude dedicar mis sentidos a prestar atención al resto del entorno y fue ahí que percibí la soledad en la que me encontraba (el baño estaba totalmente desierto!!)
De pronto escuché 2 voces masculinas que sonaban desde la puerta del baño:
La gente se me empezó a ir de la barra por el olor a mierda!! No puede ser .... Quien fue el hijo de puta!!?? expresó con indignación la voz mas grave ...
Entrá y echá !! Dale .. entrá y echá!!!! – decía una voz más joven y menos firme ...
Segundos más tarde escuché pisadas de zapatos que circulaban por el baño y simultáneamente un Shhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh .............. Shhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh ....... Shihhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.... Shhhhhhhhhhhhhhhhhhh ... Shhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh ... Shhhhhhhhhhhhhhhhhhh Shhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Shhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh... ... Shhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Shhhhhhhhhhhh Shhhhhh Shhhh Shhhhh .. hasta que se acabó el desodorante en aerosol y ahí nuevamente los pasos rápidos que salían en forma desesperada del baño mientras la voz gruesa decía: Que hijo de puuuuta!!!!
El hijo de puta seguía metido en el cubículo, sin poder despegar los brazos de las paredes, aún temblando y cagando sin parar. Las piernas ya no las sentía y estaban como entumecidas .....
Convencido de que estaba ya en los asaltos finales, y de que en cualquier momento podría rematar la pelea, giré mi cabeza intentando mirar por encima de mi hombro, hacia la pared del fondo ...
En ese momento escuché la voz de mi amigo Fernando que desde la puerta del baño me llamaba timidamente:
Walter estás ahí? Estás vivo? Precisas ayuda?
Pahh!! Pero que que olor insoportable que hay aca!!!! ....
Todo esto mientras yo intentaba reaccionar del increíble cuadro que había encontrado en la pared trasera de mi cubículo. La anterior pared pulcra y reluciente ahora parecía una obra abstracta de Pollock ... chijetazos por aquí, pinceladas por allá. Toda una obra de arte!!
Ahora estoy bien ... logré mentir con la voz quebrada por el esfuerzo
Fernando más en base a amistad que valentía, había dado unos pasos adentro del baño y me decía:
Estábamos super preocupados por vos, hace como 20 minutos que estás acá adentro ...
- Se te partió el orto!! Que cagaste??
- Sabés que se fue toda la gente de la barra esa que esta a 6 o 7 metros del baño ... es insoportable el olor!!!
Relevándolo de la responsabilidad del rescate le dije:
Andá nomás que ya lo tengo dominado, ahora nomás me limpio y salgo ....
Me limpié como pude, con las pocas fuerzas que aún tenía.
La obra de arte allí quedó. Fue mi legado artístico al boliche (ya que las fuerzas no me daban para siquiera intentar borrarla de la pared).
Valiente, bien macho, no es el que hace varios sparrings con los contricantes más duros, o el que se enfrenta a los enemigos más difíciles ...
Valiente, bien macho, es el que como yo, luego de tremendo papelón sale del baño con la frente bien alta!
Valiente, bien macho, es el que como yo, se encuentra con que la disco en un radio de 10 metros alrededor del baño se encuentra totalmente despejada y que todos los presentes están pendientes de ver quién es el causante de todo ese Chernobyl. Entonces, como bien macho que es, al salir del baño los enfrenta (porque son todos conocidos o compañeros) y los saluda con un afectuoso gesto de cabeza ..
Valiente bien macho, es el que no tiene miedo de decir que ama a su inodoro ...
Lección 2 – "Valiente es aquel que enfrenta a sus enemigos, pero que también sabe enfrentar a sus amigos cuando es necesario"
Consejo: Hagan caca antes de salir de sus casas!! Creanmé, no se van a arrepentir ....

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