El Eslabón Perdido

EL Eslabón Perdido

Ese día lo supe. Me llegó como una revelación.
A pesar de que aún era muy temprano el sol se sentía muy fuerte en la piel y sin darnos tregua se reflejaba en el agua.
En la rambla el termómetro ya marcaba por encima de los 30 grados.
La temperatura parecía no incomodar a los niños. Tiago y sus amigos entraban y salían del agua, subían y bajaban del bote, corrían y se salpicaban unos a otros.
Mientras ellos jugaban nosotros nos asábamos en nuestras reposeras.
Claudia y yo para matar el tiempo escuchábamos música del Mp3, enviábamos sms a amigos que veraneaban lejos (también a algunos que sufrían en sus oficinas), pero principalmente nos comunicábamos ..
Desde hace tiempo tenemos por costumbre comunicarnos con miradas, y casi siempre nos entendemos perfectamente sin expresar una sola palabra.
En nuestro silencioso lenguaje comentamos todo tipo de situaciones y todo tipo de personajes que aparecen en la playa.
Nadie puede negar que la fauna de Pocitos Beach es diversa y abundante. Nosotros ya aceptamos como típicos representantes de la misma a los siguientes ejemplares:
* La señora de muy muy avanzada edad, con más arrugas que una pasa de uva, que se pasea por la orilla con su bikini cola less de crochet (llegamos a la conclusión que ella, al igual que Freddy Krueger, pretender estar presente en nuestras pesadillas)
* El veterano de zunga verde fluo que recorre de 3 a 4 veces toda la playa (ya hemos abierto una cuenta en el Bco. República para comprarle una carretilla ... y que allí apoye todo lo que la zunga ya no sostiene en su lugar)
* La avanzada cincuentona que a pesar de que tiene más rollos que la Tota Santillán se pasea con un mini bikini (creemos haber escuchado gritos de auxilio de su bikini, atrapado y semi-ahogado entre 2 pulposos cachetes)
* Mr. Vaso de Leche, que aún estando más blanco que teta de monja se pasea pleno rayo del sol sin remera ni protector solar (flaco, como vas a llorar en la noche!!!)
* El señor que de lejos viene caminando con su buzo negro escote en “V” (al acercarse con asombro descubrimos que no lleva un buzo, si no una mata de pelos!!! ... – loco, hacete esquilar que pareces el hombre lobo!!)
* Los tres marineros de Prefectura, tan inseparables como Los Tres Chiflados, los cuales solo realizan una ronda al día por la playa (para cubrir al menos tres rondas al día deberían salir de a uno. Tendrán miedo de perderse y es por eso que no lo hacen?)
* Y una lista interminable de personajes realmente difíciles de describir
Volviendo a ese día específico ..... El sol tirano nos castigaba con más fuerza a medida que avanzaba la hora.
11:30 ........... 11:40 ........... 11:50 hrs.
También a medida que avanzaba la hora la fauna de Pocitos sufría una renovación.
Y cuando vieron las huestes llegar, ellas se mandaron mudar!!” Sí, me refiero a las tres jovatas pitucas que alardeando de las profesiones de sus hijos discutían sobre cual de ellos estaba en mejor posición económica. Sí, ellas decidieron huir sin dudarlo!
Partieron tan velozmente que dejaron un surco en la arena.
A nuestra izquierda y totalmente desprevenidas, dos veinteañeras exhibiendo sus nuevos I-Phone se buscaban a sí mismas usando el “Google Earth Pro”, ajenas totalmente al inicio de la invasión.
Nosotros tampoco nos habíamos percatado a pesar de que muchos vecinos ya lo sabían.
12:00 ...... 12:10 hrs. – “Bye bye Pocitos, Welcome Merluza Beach”
Al girar nuestros rostros hacia la rambla los divisamos, allí contra el murallón (a pesar del eterno tufo a meo viejo que hay ahí) agrupados en mini tribus de 7 a 12 integrantes.
Una vez bien afianzada la tribu en esa área enviaron a 3 o 4 de los más bajitos, en modalidad de avanzada, para que hicieran reconocimiento del resto del territorio.
Tan solo 10 minutos después de la avanzada, el resto de la tropa invadió los últimos metros ocupados por los pocos vecinos que quedaban.
Oímos a las veinteañeras decir: - Luli, nos tendríamos que haber ido a Punta. Mirá que asco todo el gronchaje que llegó!! (todo esto sin sacarle los ojos de encima a los aborígenes que prácticamente las rodeaban).
Más rapidamente que las jovatas, levantaron campamento sin intentar disimular la mueca de asco que se había instalado en sus caras.
El triunfo en la ocupación de la playa se vió seguido de una guerra de arena entre dos tribus (Tribu “los que se bañan en la playa vestidos con pantalones y remeras” vs. Tribu “los que hacen pez raya porque se les resbala el traje de baño”).
Nos asombramos al ver que aparentemente la única diversión que conocen es azotarse unos a otros con arena mojada, tanto dentro como fuera del agua.
Debido al creciente conflicto bélico inter-tribal decidimos irnos de la playa.
Mientras recogíamos nuestras pertenencias yo pensaba en los dos dispares grupos de personas (vecinos locales vs. tribus visitantes), y traté de ubicarme en uno de ellos.No logré reconocerme en ninguno.
Me dije a mí mismo: “Yo no soy un cajetilla de Pocitos” ....... “Pero tampoco soy un indígena!”
Entonces comencé a analizar mi aspecto:
- Ojotas Dupé (brasileras) compradas dos temporadas atrás ($50)...
- Bermuda surfista comprada en el Geant ($200) ....
- T-shirt extranjera (recuerdo del último viaje a Usa -- ya sin precio .... porque para todo lo demás está Mastercard)
- Desodorante en mis axilas (cabe destacar que los aborígenes van “au naturelle”)
- Celular para estar comunicado hasta en la playa ...
- Reproductor de Mp3 (para no aburrirse) ...
Reflexionando me pregunté: - Es que soy un Merluza evolucionado? - Soy un groncho con upgrade ..... o soy un finoli venido a menos?
Llegué a la conclusión de que no pertenecía ni a un grupo ni al otro. Creía ser diferente.
Y fue ese día que lo supe. Me llegó como una revelación ....
- No busque más Sr. Darwin, Yo soy el Eslabón Perdido!!

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