Año Nuevo, Baño Nuevo

Año Nuevo, Vida Nueva
Baño Nuevo, Aventura Nueva

 
Cuando el 31 dieron las doce y chocamos las copas en el brindis, yo no podía imaginar lo que traería este nuevo año que recién estaba comenzando.
Sin que yo fuera conciente de ello, se avecinaban grandes cambios en mi vida ......
Para no generar falsas expectativas, desde ya les digo que en este texto no se van a encontrar con una metamorfosis onda Kafka, y les aclaro que no me hice ni Hare Krishna ni me convertí en transexual, ni tampoco me hice claritos o la depilación láser.
Retomando el tema del inicio del año: Enero llegó y se fue sin sorpresas y Febrero arrancó con mucho trabajo por la coordinación del viaje de un grupo de universitarios.
Lo inesperado llegó a mitad de mes, y muy tristes sucesos sacudieron a nuestra familia
A consecuencia de los mismos, luego de meditarlo bastante, llegué a la decisión de cambiar de trabajo. No esperen que les diga que ahora me dedico a la Cartomancia, sigo siendo agente de viajes (en realidad la decisión fue trabajar en una nueva agencia).
El mero hecho de cambiar de empresa implica un cambio de lugar geográfico, de directivas de trabajo, de compañeros, de horario, y también cambio de baño.
Con seguridad quien más comprenda la relevancia del ultimo punto sea mi amigo y cofrade de la Secreta Secta Escatológica, a quien no preciso nombrar ya que Jorge sabe bien que es a él a quien me refiero.
Los afortunados que pueden pasar 2 o 3 días sin ir al baño no comprenderán jamás las siguientes líneas y si no van a solidarizarse, ya pueden desistir de continuar leyendo.
Si bien el defecar es una función fisiológica, todo lo asociado a ello usualmente se maneja con la máxima discreción, o de lo contrario uno se ve expuesto a pasar la más grande vergüenza jamás imaginada al tocar el tema.
No apoyo el extremismo y por eso no coincido con que todo el tema debe ser tabú, así como tampoco creo que debamos restaurar el uso de las letrinas comunales romanas y nos reunamos en grupos a evacuar mientras todos juntos cantamos Cumbaia
Lo que sí creo es que es fundamental la ubicación de los baños, tanto en el hogar como en la oficina. El mismo debe ser lo suficientemente alejado de las áreas de mayor tránsito o aglomeración de personas como para quien lo utilice cuente con la intimidad necesaria.
En mi anterior trabajo “ese lugar tan sagrado” estaba ubicado fuera del área de atención al publico, accediendo desde un pasillo, separado del resto de las personas por 2 puertas.
Menuda sorpresa me llevé en mi nuevo trabajo, cuando llego el inevitable momento ..
Inicialmente había hecho caso omiso de un par de advertencias (dicho más claro, fueron un par de retorcijones), pero finalmente llegó un momento en el cual no pude seguir ignorando el llamado de la naturaleza.
En un pasillo, muy cerca de la sala donde estaba el escritorio que me habían asignado, yo había visto la puerta de un baño con el clásico cartel de acrílico con la silueta femenina.
La ubicación del baño de hombres para mí era una incógnita, la cual no tuve más remedio que despejar mediante desesperadas preguntas a un compañero.
Salí como alma que lleva el diablo hacia la sala que daba hacia 18 de Julio y entré a la misma buscando la bendita puerta.
Al entrar en la sala me percaté de que en la misma había no menos de 7 u 8 escritorios con sus correspondientes funcionarios, más algunos clientes en cada uno de ellos.
A esa altura mi urgencia era tal que ya no podía darme el lujo de aguantar mis necesidades fisiológicas por pudor o vergüenza.
La puerta que yo buscaba se encontraba solo a 1,5 metros de 2 escritorios ubicados en “L”, pero en ese momento realmente no me preocupé sobre la proximidad de los mismos.
Por suerte el baño estaba libre, sino la anécdota hubiese sido otra!
Una vez que entré y giré para cerrar, me percaté de que la puerta no tenía un pasador y solo contaba con el botón del pomo de la puerta como instrumento para asegurar la misma.
Con esa preocupación en mente, pasé a sentarme en el inodoro para ocuparme de mis necesidades más inmediatas. A los pocos segundos mi preocupación aumentó debido al hecho de que escuchaba perfectamente todas las conversaciones que venían del otro lado.
Mientras realizaba mi labor no podía dejar de pensar que en cualquier momento un compañero podría manipular el pomo de la puerta, y yo no tenía idea de si el mecanismo de cierre funcionaba.
Realmente no me hacía ninguna gracia pensar en la posibilidad de que alguien abriera la puerta del baño, dejándome expuesto frente a los nuevos compañeros y clientes en un momento tan vulnerable como ese. Tampoco me hacía ninguna gracia el pensar que si yo escuchaba perfectamente todo, probablemente del otro lado también se escuchara ....
Afortunadamente para mi nadie se aproximó a la puerta mientras yo estuve en el baño, y al salir no me encontré con miradas sonrientes o cómplices.
Si bien mi primer experiencia en el nuevo baño solo me generó algunas preocupaciones, mi segunda experiencia me generó muchas más preocupaciones y bastante vergüenza.
Debido a la ubicación del baño y a que no tenía confianza alguna con los nuevos compañeros, en mi segundo día de trabajo traté de concentrarme en que no precisaba utilizar los servicios higiénicos. Craso error! La mente no manda sobre los intestinos ..
Salí hacia el baño cuando ya no aguantaba más, y al llegar a la sala que da a 18 de Julio en casi todos los escritorios había clientes ...
Entré al baño y al mirar a mi contrincante, oh sorpresa!, asomando desde las profundidades se podía apreciar un misil Exocet de color marrón, souvenir dejado por el anterior usuario.
Mi urgencia era importante, y por eso intenté hacerlo desaparecer apretando el botón de descarga de la cisterna y pronunciando la palabra mágica “Abracadabra”. No funcionó.
No había como hacerlo desaparecer. El muy porfiado estaba empeñado en quedarse allí.
Razoné que si no se iba el primero de la fila los que llegaran luego tampoco podrían hacerlo, y por eso decidí abandonar rápidamente la escena del crimen (no fuera cosa que los demás pensaran que yo había sido el culpable).
Al salir del baño me di cuenta de que todos los funcionarios se encontraban con clientes y no tenía a quien demostrarle mi inocencia. Como si fuera el protagonista de un thriller policial yo me hallaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado!
Si me iba del lugar sin explicaciones luego asumirían que la jabalina extraviada era mía!!
No podía darme el lujo de caer en semejante papelón a los 2 días de haber empezado a trabajar (ya comenzaba a imaginarme una cantidad de apodos por los que podrían comenzar a llamarme en un futuro cercano).
Mi preocupación era tal que mi necesidad de utilizar el baño pasó a un plano secundario.
Un par de clientes comenzaron a pararse y sin perder tiempo me abalancé hacia la compañera que sorpresivamente había quedado libre (yo precisaba un testigo, precisaba irme de allí con una coartada!)
Con mucha vergüenza le expliqué que yo había llegado con la intención de usar el baño pero me encontré con que ya estaba obstruido, y que se lo comentaba a ella porque yo al ser nuevo no sabía si la empresa contaba con algún servicio de sanitaria o algo así ...
La mirada de ella fue muy comprensiva (supongo que me había visto entrar y que se dio cuenta que en los segundos que estuve dentro no tenía tiempo ni para bajarme los lienzos)
Hizo un cartelito improvisado de “Fuera de Servicio” y lo pegó con cinta adhesiva a la puerta del baño (sin preocuparse demasiado de si los clientes miraban o no)
Finalmente, para satisfacer mi postergada necesidad, terminé utilizando un pequeño baño social destinado en forma exclusiva para el público (el cual se encuentra muy cerca de la recepción). No preciso explicar que en este nuevo baño pasaron por mi cabeza todas las mismas dudas y preocupaciones que había tenido el día anterior al estrenar el otro baño.
Al día siguiente, cuando nuevamente tuve que hacer uso del servicio sanitario, me dirigí como debía hacia la sala que da a 18 de Julio.
Si bien me sentía eximido de toda culpa o cargo frente a mis compañeros por el tronco abandonado en el inodoro el día anterior, algo sucedió que me dejó con dudas ....
Al llegar frente a la puerta del baño habían cambiado el cartel de acrílico y ahora allí se apreciaba la silueta femenina.
Mis compañeras me dirigieron una sonrisa y me dijeron: - Ahora el baño de hombres es el de allá lejos, el del fondo! Tenés que volver hacia allá si querés usar el baño ....
Devolví la sonrisa sin dejar de sentirme condenado injustamente
Mientras hacía el recorrido inverso (hacia el fondo de la oficina), no dejaba de preguntarme que nuevos papelones me esperaban en ese baño ...

Walter Vitureira
Primate sin pañales

No hay comentarios:

Publicar un comentario